Hoy se conmemora el Día Internacional de la Danza y desde la Plataforma de Economía Creativa compartimos esta entrevista con la bailarina Macarena Campbell, quien nos cuenta sobre sus inicios, el trabajo colaborativo en el arte, cómo su trabajo ha sido afectado por la pandemia, y algunos consejos para los jóvenes que quieren iniciar este largo camino, que como menciona “desenvolvernos en lo que realmente nos apasiona y convoca, es una retribución de difícil comparación”.
En el Día Internacional de la Danza la Plataforma de Economía Creativa te invita a leer la entrevista a la bailarina, intérprete y académica Macarena Campbell quien desarrolla proyectos colaborativos e interdisciplinarios con eje en la corporalidad, el movimiento y la imagen, cuestionando el cuerpo y sus límites. Macarena hace clases en el departamento de Danza de la Universidad de Chile, co-dirige Plantar (plataforma de gestión de espacios de formación para profesionales de la danza) y forma parte de la organización Red de Trabajadoras de las Danzas conformada por mujeres y disidentes profesionales de la danza.
En relación a su trabajo, entre sus últimos proyectos colaborativos ha participado en “Cartón: Constelaciones Migrantes”, “Explora: Investigación para la enseñanza de la interpretación en danza contemporánea” (Fondart 2019), “Fasma (des) apariciones de un cuerpo” (Fondart 2017), “Algo para el corazón con Deborah Hazler” (De Kulturabteilung der Stadt Wien para la creación 2018), “Mapeo de Bordes Porosos con Alys Longley” y “Máximo Corvalán” (Universidad de Auckland 2017-2019).
¿Cuándo decidiste que querías dedicarte profesionalmente a la danza? ¿qué hito marcó este momento?
Creo que desde muy pequeña siempre tuve la intención de dedicarme a la danza profesionalmente, sin embargo podría decir que hay dos hitos que me llevaron a tomar una decisión más consciente. La primera fue a los 16 años tras mi participación en el Primer Encuentro de la Red Sudamericana de Danza 2001 realizado en Santiago, al ser testigo del despliegue libre, gozoso y reflexivo de profesionales de la danza contemporánea, ampliando mi registro y perspectivas sobre la danza. Y la segunda, fue a los 18 años cuando decidí viajar al extranjero para conocer la disciplina en otros contextos, ahí conocí aspectos técnicos y creativos diversos, y decidí formalizar mis estudios en Laban, en Londres. Luego de estas experiencias, he caminado junto a la danza como mi gran compañera de vida, en una insaciable búsqueda hacia el autoconocimiento y las relaciones humanas.
¿Cómo fue el salto de la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago a proyectos más creativos, que mezclan el diálogo con lo visual, el diseño y nuevas tecnologías?
Ha sido un proceso largo, de muchos años de exploración hacia modos de hacer diversos. Comencé con una formación bien tradicional lejana del contexto local y global de la danza/arte independiente. Posteriormente fui buscando distintas propuestas educativas que me abrieran más el campo, lo que a su vez implicó un proceso de descarte y de múltiples duelos personales de desprendimiento de las identidades/pensamientos que absorbía de las prácticas de danza. Podría decir que el salto más significativo ha sucedido al comprender que no estoy sola y que el sentido de la creación aparece en el encuentro con otras personas, a través de procesos empáticos en los cuales podemos compartir modos de hacer, experimentar, cuestionar, probar, desjerarquizar, colaborar, no saber, jugar, escuchar, transgredir, soñar, frustrarnos en conjunto y seguir sobreviviendo.
¿Cómo funciona el trabajo colaborativo en danza en relación con tus proyectos por ejemplo que has realizado anteriormente, CCE, NAVE y MAC Quinta Normal? ¿y a su vez con otros bailarines, bailarinas, directores, etc.?
Considero la danza como un quehacer colaborativo, colectivo y cooperativo, y en este sentido he podido experimentar espacios de creación muy valiosos con pares, ya sea desde un rol determinado o desde una participación con un rol más difuminado. En general, estoy en proyectos de encuentro donde predomina la horizontalidad, el respeto y la confianza, en los cuales he aprendido a mirarme y a reconocer mis debilidades y fortalezas. Valoro conectar con la amorosidad y la cooperación para poder seguir sobreviviendo en este contexto tan poco auspicioso que estamos experimentando en la actualidad.
En relación a la colaboración con espacios culturales, puedo dar el ejemplo de la obra “Fasma” del 2019, como proyecto gestionamos junto a MAC Quinta Normal una residencia de tres meses que nos permitió poder desarrollar con mayor profundidad nuestro trabajo. La colaboración con el museo implicó entender mutuamente las lógicas/naturalezas de las disciplinas e ir buscando puntos de encuentro. Entre ellos significó reconocer e integrar las diferencias en los modos de presentación de las obras, los tipos de públicos y con ello la difusión adecuada e integrativa. También significó para el museo reconocer los tiempos y condiciones ambientales que requieren las artes escénicas y su trabajo presencial. En los proyectos vinculados a NAVE y CCE también realizamos residencias. A mi parecer, las oportunidades de residencia para la investigación-creación escénica son muy necesarias para el desarrollo disciplinar, pero son escasas y generalmente no cuentan con los recursos para sustentarse. Sin duda es un aspecto que necesita potenciarse y habilitarse en nuestro contexto, para ofrecer más oportunidades de desarrollo y profundización de las propuestas creativas independientes.
¿Cómo se ha visto afectado tu trabajo en la pandemia?
Ha sido un periodo muy duro para nuestro sector. En mi caso en particular he tenido que rearticular mis modos de hacer desde mi propia práctica de movimiento, la cual se ha visto afectada por el sedentarismo al que “invita” el confinamiento y también por la falta de encuentro en colectivo tan inherente a las danzas. He tenido que rehacer mis clases a la modalidad online y trabajar más con las individualidades, mi trabajo creativo está en pausa, en especial las creaciones que son de naturaleza presencial y que no son adaptables a la cámara. Por otra parte, ha sido muy desgastante el teletrabajo y la constante rearticulación y adaptación a este formato, sumado a las complejidades de combinar el trabajo en casa y la crianza. En términos de las posibilidades laborales, soy consciente de que soy privilegiada por tener la posibilidad de mantener mi vínculo con la Universidad de Chile, sin embargo, veo la cesantía y empobrecimiento material que ha desencadenado en mis pares, por lo que ha sido muy complejo y devastador.
¿En qué consiste tu trabajo actual en la Red de Trabajadoras de las Danzas?
He participado en la Red de Trabajadoras de las Danzas desde sus inicios en octubre 2019, convocadas por el movimiento social. Principalmente desarrollando estrategias para la recaudación de aportes económicos a través de donaciones, con la intención de apoyar solidariamente las necesidades esenciales de las compañeras que han estado con mayor inestabilidad económica dada la precarización de nuestro rubro tras el estallido social y la pandemia.
¿De qué manera ha sido relevante el aporte del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (Fondart) para el proyecto y residencia “Fasma (des) apariciones de un cuerpo” el 2017 y “Explora: Investigación para la enseñanza de la interpretación en danza contemporánea” 2019 ?
Ha sido importante poder contar con apoyo económico para el desarrollo de los proyectos gestados en colaboración, ya que por una parte nos permite dar una estabilidad a los procesos de reflexión y creación y, por otra, una retribución por nuestro trabajo, lo que implica un reconocimiento de nuestro quehacer. Contar con un fondo concursable estatal es siempre una contradicción, ya que adjudicarse estos aportes económicos permiten un mayor despliegue de los procesos artísticos; sin embargo, la concursabilidad deja un sabor amargo entre pares, en un medio que es pequeño y con escasas oportunidades laborales. Aún falta una reflexión colectiva e integradora, que contemple las problemáticas/implicaciones humanas de este tipo de procesos.
¿Qué consejos le podrías dar a los jóvenes que quieren seguir esta carrera?
Para desarrollarse en las danzas se requiere sin duda creatividad, compromiso y sobre todo deseo/pasión. A su vez, en esta disciplina, es posible desenvolverse en distintos ámbitos ligados a la pedagogía, salud, terapia, creación, entre otros, por lo que cada persona puede descubrir sus campos de acción y contribuir socialmente. Quienes nos dedicamos a las danzas sin duda estamos haciendo lo que verdaderamente nos apasiona, a pesar de saber que la retribución económica no es la más auspiciosa en nuestro contexto. Desenvolvernos en lo que realmente nos apasiona y convoca, es una retribución de difícil comparación.
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Otras actividades de Plataforma EC en el Día Internacional de la Danza
Además, en el marco del Día de la Danza, te recordamos que hoy lanzaremos No te pierdas hoy la entrevista a la aclamada bailarina, coreógrafa y directora alemana Sasha Waltz por José Vidal a las 18:00 horas desde la plataforma de Economía Creativa y si quieres recibir el link en exclusiva previamente puedes inscribirte aquí.en nuestra web. Podrás conocer la visión de Waltz sobre la pandemia, cómo ha cambiado la creación y circulación de la danza, el trabajo de bailarinas y bailarines, la comunidad europea, su nuevo trabajo, qué podemos aprender como sociedad en relación a la pandemia y más. Esta actividad será transmitida por el Facebook @EconomiasCreativas y desde la plataforma de Economía Creativa.Y si te lo perdiste, aquí puedes revivir la conversación que tuvimos ayer vía zoom para dialogar sobre ¿cómo ha cambiado el sector de la danza con la pandemia? y ¿cuál es su futuro? Nos acompañaron Darwin Elso Mora, coordinador del Programa de formación en danza EMFOCO del Centro Cultural Escénica en Movimiento; Rocío Rivera, coreógrafa y fundadora del Colectivo Mundomoebio; y María Verónica Canales, Vicedecana de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. La instancia será moderada por Lorena Hurtado, licenciada en Artes con mención en danza.
Créditos de las fotos: Gonzalo Donoso / Raul Charlin